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Las mil y una aventuras: Million to One Hero

El último proyecto de Over the Top Games, Million to One Hero, no es un título que se tome demasiado en serio a sí mismo. Aun así, eso no se traduce en que no sepa a lo que va o que, por otra parte, desconozca cuál es su lugar. En realidad, podríamos referirnos a ello como una decisión que toma a sabiendas, precisamente, de lo que es y, más importante todavía, aquello que supone. Este posicionamiento jacarandoso y, quizá, más “despreocupado” de lo habitual se debe en parte al núcleo de su planteamiento, el editor de niveles, el cual actúa como eje fundamental de la “historia” que, en cualquier caso, y por extraño que pueda parecer, pretende compartir. Million to One Hero, al depositar su rumbo en manos de la comunidad, declara perfectamente sus pretensiones. No se toma en serio porque en su situación, a fin de cuentas, no hay necesidad de hacerlo.

Cabe señalar que es algo “complicado” acercarse al juego sin estar en posesión de una mentalidad condicionada. El motivo es palpable, de partida, dado que la obra, exhibiéndolo en su carta de presentación, demuestra beber muchísimo de las entregas de Super Mario Maker. De todas formas, tras haber superado unos cuantos desafíos, pienso que es igualmente “difícil” intentar desprenderse de todas esas buenas sensaciones que logra provocar. A pesar de no sobresalir especialmente en nada, Million to One Hero es un título del que se puede sacar mucho provecho. Tal vez tarda en ocurrir, pero llega un momento en el que empiezas a ver cosas. Y, honestamente, es sorprendente admirar cómo una propuesta, de base tan arriesgada, florece.

Million to One Hero

Como decía, el título yace envuelto en una premisa, sí, pero tampoco llega a tener más peso que el de hilar determinados aspectos de la composición. No pasa de las primeras líneas. Cada uno de los desafíos que podemos hallar en la obra vienen a representar los recuerdos del dios del tiempo, Chronos, a través del cual descubrimos el viaje del protagonista, Épicus, un guerrero que aspira a convertirse en el mejor de todos los héroes. Su meta consiste en dejar huella y, así, ser recordado. Si bien en estos términos se percibe como un relato ordinario, la ejecución que se lleva a cabo refuerza bastante el cometido inicial. Asimismo, tanto Chronos como Épicus, pese a estar construidos de forma sumamente simple, resultan memorables. Million to One Hero, al estar enmarcado de tal manera, y en virtud de la idiosincrasia de su pilar elemental (el editor de niveles, desde luego), es capaz de ofrecer momentos muy diversos e interesantes.

Una vez finalizado el tutorial de inicio (tres pantallas muy simples en las que debemos asimilar los aspectos centrales del título), disponemos de tres modalidades de juego en las que recrear las hazañas de Épicus: los Niveles, las Aventuras y los Retos Semanales. La opción más básica consiste en afrontar los diferentes mapas erigidos por la comunidad. La segunda opción, por el contrario, presenta un entramado de varios niveles destinados a brindar un desafío un tanto más consistente y, además, con un objetivo a cumplir. Y, en última instancia, los Retos Semanales es un modo dedicado a los jugadores más intrépidos. Ya sea en un estilo de juego u otro, la principal tarea no contiene mucho misterio: consiste en ir del punto A (cristal azul) hasta el punto B (cristal rojo), independientemente de cómo esté planteado el recorrido. A todo esto, Million to One Hero entiende que “it’s dangerous to go alone”. Por consiguiente, en vista de que hay una cantidad considerable de enemigos a los que dar muerte (centauros, cíclopes y slimes, entre otros), al inicio de cada pantalla emprendemos el reto solamente con un objeto, la espada de Épicus. En pocas palabras, la obra, a nivel jugable, es una fusión de conceptos.

Million to One Hero

“Convertirse en un glorioso héroe es fantástico”, comentan los desarrolladores, “pero ser quien le pone las cosas difíciles puede ser, para muchos, más divertido”. He aquí el quid de la cuestión. El editor de niveles es verdaderamente tremendo, a pesar de su aparente insustancialidad. En un principio parece que todos los recursos que se ofrecen, para dar vida y estructura al juego, no tiene más usos que los más básicos. Sin embargo, el esfuerzo de ciertos sujetos, a la hora de construir contenido, exprimiendo al máximo el editor, es de agradecer. Algunos de los retos más destacables, como Descent to Hades o Lava Cavern, desprenden gran parte de esa gracia que se puede llegar a conseguir.

El juego cobra nuevas dimensiones gracias a esos niveles que deciden no acotarse a lo más primordial. Durante la confección de desafíos, en general, los usuarios deciden complicarle la vida a Épicus mediante combinaciones de distintos obstáculos (sierras mecánicas, cañones automáticos, trampas de pinchos, láseres…). Es una elección que, sin duda, permite resultados variopintos francamente increíbles. No obstante hay niveles (y aventuras) que, bajo mi punto de vista, aprovechan mejor el comodín de la sorpresa. A lo mejor creaciones como Quiz (diseñado por el usuario Mauro), o la aventura The Scrolls (producida por Quarob, uno de los desarrolladores), pecan de poca profundidad, pero contienen una picardía tan genuina que, al final, resulta casi imposible no esbozar una sonrisa. Por obvio que pueda parecer, Million to One Hero es un juego que, una vez más, funciona mejor cuando se experimenta con sus posibilidades. La obra ya denota suficiente conformismo de base como para tener que proseguir en esa línea. También es de recibo señalar que, al no haber una sola curva de dificultad a la que acostumbrarse, es preferible no bajar la guardia en ninguna circunstancia.

Million to One Hero

En otro orden de ideas, a nuestra disposición, de vez en cuando, tenemos una serie de armas secundarias de enorme utilidad. Su función no solo se reduce a matar monstruos, sino también a facilitar esos instantes en los que debemos sortear trabas. Estas armas, así pues, son las siguientes: el Aegis, un escudo que nos permite empujar cosas y deslizarnos suavemente por los cielos; el Arco de Artemisa, un arco para accionar interruptores y atacar a distancia; el Martillo de Ajax, un arma con un índice de daño brutal que puede usarse para romper paredes; y, finalmente, la Mano de Delos, un guantelete que permite coger y mover accesorios del mapa. Encima, en según qué niveles, se nos permite contar con dos mejoras extras, el Altar de Salto (nos permite dar más de un brinco en el aire) y el Altar de Movimiento (incrementa nuestra velocidad al desplazarnos). A raíz de estos detalles, y teniendo en cuenta el calibre del proyecto, no creo que sea erróneo pensar en la pluralidad de objetos, NPCs y enemigos del juego como una peculiaridad digna de reconocimiento.

Conclusión.

Pese a encontrarse unos cuantos peldaños por debajo de sus referentes, Million to One Hero se postula como una sólida alternativa dentro del género. Considero que, en todo caso, no son más que quejas menores lo que uno puede sonsacar si se propone navegar a contracorriente. Over the Top Games ha logrado que su último proyecto, aun teniendo una competencia durísima, sea un juego digno. Me gusta pensar que, en el fondo, posee suficiente potencial como para llegar a desligarse de esa equiparación inicial que sufre, irremediablemente, con Mario Maker. Cuando veo Million to One Hero, veo un juego de plataformas que, sin ser un título que claramente vaya a marcar un ante y un después, se las apaña de manera notable. Hablamos de una obra accesible que, en definitiva, se sabe hacer disfrutar, incluso más, quizá, de lo que se propone.

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Autor

Escritor aficionado y artista frustrado. Apasionado por la filosofía y las buenas historias. Entusiasta de la narrativa y la estética. Mi obsesión por H.P. Lovecraft me trasladó al mundo del rol y, desde entonces, no puedo salir de él. «Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn».

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